Cuando una clienta llega a tu spa, lo que busca es desconexión, tranquilidad y sentirse consentida. Y aunque muchos piensan que la clave está en los aceites esenciales o en la música relajante (que sí ayudan), hay un detalle que tiene más impacto del que imaginas: la toalla.
Así es. La experiencia en tu spa empieza con una toalla. Es lo primero que toca la piel de tu clienta, y si se siente suave, limpia y envolvente… ahí empieza la magia. Pero si está áspera, percudida o maltratada, la sensación cambia completamente.
¿Quieres que tus clientas salgan diciendo “¡qué delicia este lugar!”? Empieza por aquí.
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1. ¿Qué tiene una buena toalla para spa?
Una toalla para spa no es cualquier toalla. Debe cumplir con ciertos requisitos para garantizar una experiencia cómoda y de calidad, y al mismo tiempo, resistir el uso constante y los lavados frecuentes.
Las mejores toallas para spa son:
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De 100% algodón (de preferencia algodón rasurado)
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Suaves al tacto incluso después de varias lavadas
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Absorbentes, pero que se sequen rápido
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De tamaño generoso (ni muy pequeñas ni exageradas)
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En colores neutros o blancos, que transmitan limpieza y frescura
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2. ¿Cuántas toallas necesitas tener?
Dependerá del tipo de tratamientos que ofrezcas, pero como regla general, lo recomendable es:
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2 toallas grandes por cliente para tratamientos corporales
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1 toalla facial para cada servicio de rostro
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1 toalla extra para pies o manos si ofreces servicios específicos
Además, siempre debes tener un inventario extra para rotar mientras se lavan otras. Lo ideal es tener mínimo 2 juegos completos por cabina.
💡 Consejo: Mantén un pequeño stock de respaldo para imprevistos, especialmente en temporadas altas o promociones.
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3. Cómo cuidar tus toallas para que te duren
Una buena toalla es una inversión, así que cuidarla bien alarga su vida útil y mantiene la experiencia de tu spa intacta.
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Lávalas con agua tibia y sin suavizantes (que dañan las fibras absorbentes)
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Usa vinagre blanco para desinfectar y conservar la suavidad
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Seca a temperatura media y evita sobrecargar la secadora
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Separa las toallas blancas de las de color para conservar el tono
💬 Pro tip: Evita que las clientas las usen para retirar mascarillas o aceites pesados; usa toallas viejas para eso o gasas especiales.
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4. ¿Y si se ven muy simples?
Una toalla blanca puede parecer sencilla, pero si está bien doblada, limpia y suave, transmite profesionalismo y lujo. Además, puedes personalizar la experiencia con aromaterapia, presentación impecable o detalles como cintas de tela para enrollarlas.
Si quieres algo más distintivo, puedes jugar con tonos arena, gris claro o hueso. Solo asegúrate de que combinen con tu decoración y se vean impecables.
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Conclusión: la suavidad también fideliza
Tus clientas pueden olvidar qué playlist tenías puesta o qué crema usaste, pero no van a olvidar si la toalla era suavecita y olía rico. Ese pequeño detalle es el que les da ganas de volver… y de recomendarte.
Renueva tus toallas y mejora la experiencia de tus clientas desde el primer segundo.
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